LA ADVERTENCIA QUE EXPERTOS LANZAN A LA OMS ANTES DE LA COP11
En vísperas de la COP11 del Convenio Marco para el Control del Tabaco de la OMS, Atenas se convirtió en el epicentro del debate sobre el futuro del tabaquismo. Durante el 8º Congreso de Reducción de Daños del Tabaco, investigadores, médicos y responsables de políticas públicas de más de 40 países coincidieron en un llamado urgente: que la ciencia, y no los prejuicios, guíe las decisiones globales sobre control del tabaco.
En el encuentro, organizado por la Asociación Internacional para el Control del Tabaquismo y la Reducción de Daños (SCOHRE), se presentaron estudios que evidencian que las estrategias actuales de cesación no son suficientes para abordar la magnitud del problema y que la reducción de daños debe integrarse como parte esencial de las políticas de salud pública.
Entre los expositores destacó el británico Clive Bates, una de las voces más influyentes en la materia, quien lanzó una advertencia contundente: “El daño está en el humo, no en la nicotina.” Bates, exdirector de la organización Action on Smoking and Health del Reino Unido, recordó que más de siete millones de personas mueren cada año por enfermedades relacionadas con fumar, lo que convierte al tabaquismo en una de las principales causas de muerte prevenible en el mundo. Sin embargo, criticó que el Convenio Marco para el Control del Tabaco de la OMS “se haya transformado en un esfuerzo anti nicotina en lugar de un esfuerzo antitabaco”, desviándose del objetivo original de salvar vidas.
El experto, quien también ha asesorado al ex primer ministro británico Tony Blair en políticas de salud y sostenibilidad, subrayó que productos alternativos sin combustión, como los cigarrillos electrónicos, el tabaco calentado o el snus, han demostrado reducir drásticamente el riesgo frente al cigarrillo tradicional. Estudios clínicos y revisiones sistemáticas muestran reducciones de entre 70% y 95% en la exposición a compuestos tóxicos al sustituir la combustión por sistemas de calentamiento controlado. “Tenemos que volver al objetivo inicial: transformar el consumo de nicotina de un comportamiento de alto riesgo a uno de bajo riesgo”, señaló Bates.
Un llamado a revisar las políticas prohibicionistas
Bates advirtió que las prohibiciones no han logrado reducir el tabaquismo y, por el contrario, han impulsado los mercados ilícitos. Citó como ejemplo a Suecia, Japón y el Reino Unido, donde las políticas de sustitución, y no de veto, han permitido una caída sostenida en el consumo de cigarrillos. En Suecia, el uso extendido del snus redujo el tabaquismo al 5%, la tasa más baja de Europa, y ha contribuido a que el país registre un 41% menos de muertes por cáncer asociado al tabaco en comparación con el promedio europeo.
Uno de los paneles destacados durante el 8º Congreso de Reducción de Daños del Tabaco, fue el moderado por el cardiólogo griego Konstantinos Farsalinos, que abordó uno de los mayores obstáculos actuales: la desinformación, tanto entre consumidores como entre profesionales de la salud. Participaron el bioquímico italiano Giovanni Li Volti, el endocrinólogo indio Rohan SavioSequeira y el activista irlandés Damian Sweeney, quienes coincidieron en que la falta de información basada en evidencia ha distorsionado el debate sobre las alternativas sin humo.
Sweeney relató cómo su percepción cambió cuando su propio hermano dejó el cigarrillo por el vapeo: “La mejora en su salud fue evidente. Me di cuenta de que estaba completamente equivocado. La desinformación sobre la nicotina es tan mortal como fumar”, dijo. Por su parte, Li Volti explicó que más del 80% de los profesionales sanitarios europeos asocian erróneamente la nicotina con el cáncer, cuando la evidencia científica demuestra que el daño proviene de las sustancias generadas por la combustión. “Durante años se ha mostrado solo el lado oscuro de la nicotina, incluso por parte de organismos de salud”, lamentó. Desde India, Sequeira alertó sobre la alta prevalencia de cáncer oral entre fumadores y criticó que su país haya prohibido no solo los cigarrillos electrónicos, sino también la investigación sobre ellos. “Es como si un médico le dijera a un paciente obeso que no coma fruta por los azúcares y que lo mejor es ayunar”, ejemplificó.
Antes de Ginebra: un llamado a la OMS
El congreso concluyó con un mensaje unificado: integrar la reducción de daños como un tercer pilar, junto a la prevención y la cesación, en la lucha global contra el tabaquismo. “La evidencia es innegable: cambiar de cigarrillos a productos de nicotina menos dañinos puede salvar millones de vidas”, afirmó el cardiólogo Ignatios Ikonomidis, presidente de la Asociación Internacional de Expertos Independientes en Control del Tabaquismo y Reducción de Daños (SCOHRE), organizadora del evento.
Ikonomidis recordó que dejar de fumar reduce hasta un 36% la mortalidad y un 32% el riesgo de infarto, pero que las terapias farmacológicas actuales presentan altos índices de recaída. Por eso, insistió en que cuando la cesación fracasa, ofrecer alternativas de menor riesgo es una decisión médica y ética.
Con la COP11 a la vuelta de la esquina, el desafío para los gobiernos, incluida Guatemala, será escuchar a la ciencia y priorizar la salud pública sobre los prejuicios. Los expertos coincidieron en que el control del tabaquismo requiere un cambio de paradigma: pasar del enfoque prohibicionista al pragmático, reconociendo que cuando dejar de fumar no es posible, cambiar puede salvar vidas.
En Guatemala, donde la prevalencia del consumo de tabaco entre personas de 15 años o más alcanza el 10.4%, según datos del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social citados por la Organización Panamericana de la Salud (OPS, 2023), el debate sobre la reducción de daños apenas comienza. El país carece de una regulación específica para productos alternativos como los cigarrillos electrónicos o el tabaco calentado, y gran parte de la población sigue sin distinguir entre fumar y vapear.

